En aquellos entornos de trabajo donde sea posible, como en la enfermería escolar o los servicios infanto-juveniles donde haya pacientes entre 12 y 18 años, debe potenciarse la participación de los mismos en las actividades de prevención y promoción de la salud, con el fin de potenciar el liderazgo de las y los adolescentes. Se evidencia que involucrar a los jóvenes es una estrategia efectiva al trabajar con adolescentes para orientar sus elecciones hacia estilos de vida saludables, lo que impactará decisivamente en el consumo de sustancias.
En la literatura consultada se proponen 3 puntos clave a tener en cuenta por el personal de Enfermería a la hora de diseñar una actividad o iniciativa que implique a las y los jóvenes:
-Que dicha actividad conecte a los participantes con el mundo exterior
-Que la actividad sea percibida por los jóvenes como importante y significativa
-Que la persona adolescente conecte con el contenido de la actividad y de mantenga el engagement durante la misma
Desde la RNAO (Registered Nurses’ Association of Ontario) se indica, además, que las actividades relacionadas con la potenciación de la actividad física podrían ser una buena alternativa, ya que la práctica de ejercicio físico está relacionada con menor experimentación con el alcohol, cannabis y otras sustancias.
Esta práctica persigue la consecución de los siguientes objetivos:
-Mejorar la relación terapéutica con los y las adolescentes
-Mostrar una mentalidad sin prejuicios y proporcionar un ambiente cómodo y confidencial durante las interacciones con los jóvenes.
-Hacer participar a los jóvenes en situación de riesgo en papeles de liderazgo escolar.
-Mejorar la adhesión de las y los jóvenes a las conductas saludables
La bibliografía consultada apunta a resultados positivos a la hora de implementar esta práctica, con especial mención de aquellos entornos educativos con presencia enfermera. Esta práctica ha sido recomendada por la RNAO y puede consultarse en https://www.bpso.es/