Dado que en mujeres fumadoras puede haber un porcentaje de recaídas de hasta el 80% al año de haber dado a luz, se indica el seguimiento de la abstinencia al tabaco en los meses posteriores al parto en aquellas mujeres que hubieran logrado la abstinencia durante el embarazo, sin menoscabo del seguimiento que sea pertinente realizar durante la gestación. Se aconseja ofrecer una atención personalizada centrada en las mujeres que fuman, destacando los beneficios de dejar de fumar o reducir el consumo, especialmente durante el embarazo y el periodo de lactancia, en caso de instaurarse. También sugieren que los profesionales de la salud trabajen con la pareja y otros miembros del ámbito familiar para concienciar sobre los efectos del tabaco y promover su abandono o reducción, siempre que sea seguro para la mujer y su entorno.
Esta etapa supone un aumento de ciertos factores estresores, como el desarrollo del rol maternal, los cuidados del recién nacido y otros, que pueden ser factores de riesgo para las recaídas en el consumo de tabaco.
El objetivo principal es el mantenimiento de la abstinencia del hábito tabáquico y la promoción de hábitos saludables, que impacten positivamente en la salud de la mujer y su bebé.
Esta práctica se recomienda desde el programa de implantación de buenas prácticas en cuidados a través de Centros Comprometidos con la Excelencia en Cuidados. Se puede consultar en https://www.bpso.es/