Dentro de las Guías Clínicas, podemos comprobar como se recoge la recomendación de incorporar a la figura de Enfermera de Práctica Avanzada en los servicios de Salud Mental y de Atención a las Adicciones, por poseer conocimientos expertos a la hora del abordaje multifactorial de las adicciones y/o la patología dual, sino por su capacidad de liderazgo y de investigación, con el objeto de generar conocimiento propiamente enfermero que contribuya a la mejora continua de los cuidados especializados en estas áreas.
La Enfermería de Práctica Avanzada tiene la capacidad de tomar decisiones de mayor complejidad que la Enfermería Generalista, lo que supone una mejor atención a la hora del abordaje de las adicciones, incluso en los casos en los que existen otros problemas de salud que puedan verse exacerbados por la existencia de tales trastornos. Cuentan, además, con capacitación para ser parte coordinadora de equipos multidisciplinares, ofreciendo así una atención holística en cada caso. Cuentan, de igual modo, con las destrezas para atender las situaciones en las que la reducción de daños sea el planteamiento más pertinente, así como un conocimientos profundo de las intervenciones a nivel comunitario de las que puedan beneficiarse las personas usuarias de estos servicios.
Bibliografía: Stewart D, Naegle MA, Rolland EG, Hughes F, Ryan K. Directrices sobre la enfermería de salud mental. 2024. Suiza: CIE – Consejo Internacional de Enfermeras; 2024.